El estrés crónico como el agudo pueden afectar la salud de nuestros perros. Cuando el estrés es prolongado, se relaciona con la posibilidad de aumentar la susceptibilidad a las infecciones y por ende una menor longevidad.
Los perros sufren de estrés igual que las personas, lo que puede provocar muchos problemas físicos y psicológicos. Es curioso que los niveles de estrés a largo plazo en los perros se sincronizan con el de sus dueños. Hay algunas conductas que nuestras mascotas realizan para liberar tensión en situaciones estresantes como bostezos frecuentes, salivación excesiva, jadeos, lamerse la nariz, apartar la mirada o girar la cabeza. Otras conductas que nos pueden indicar que nuestra mascota está estresada son comer o beber más de lo habitual o las más obvias como llantos y lloriqueos, aullidos, ladridos excesivos, temblores y agresividad. En este caso es importante consultar a un etólogo para buscar solución al problema.
Nos explica la Dra. Becker "Si tu perro está estresado, lo cual puede ser causado por muchos factores, el eje simpático-adreno-medular (SAM) genera una respuesta de lucha o huida, que es una respuesta que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el estado de alerta mientras altera la glucosa, los ácidos grasos libres y más. Mientras que la respuesta del eje SAM ocurre por un factor estresante, otra respuesta que involucra el eje hipotalámico-pituitarioadrenal (HPA), sucede minutos, horas o incluso días después. Esta respuesta se origina en el hipotálamo y libera las hormonas, incluyendo los glucocorticoides (GC), de la corteza suprarrenal, que pueden causar problemas con el metabolismo, la función inmunológica y la función tiroides.”
¿Qué provoca el estrés en nuestros perros?
El estrés puede ser generado por la respuesta al miedo como a las tormentas eléctricas, los fuegos artificiales, explosiones y otros ruidos fuertes pues provocan que nuestro perro corra, lloriquee, se esconda o tiemble o todo junto; como también puede ser la respuesta a la incertidumbre ante las situaciones nuevas como cambio de casa, la llegada de un bebé, de otro perro o de otro tipo de mascota, incluso cambios en su dieta, en su rutina por ajustes en tu horario de trabajo o por unas vacaciones.
Los perros también generan estrés al ser abrazados o sujetados de manera incómoda o persistente o cuando viven en un entorno inapropiado para realizar los comportamientos.